En un mundo donde los ciclos de innovación se acortan, donde los algoritmos redefinen industrias y donde las habilidades técnicas envejecen en menos de tres años, la formación se ha convertido en la diferencia entre adaptarse o desaparecer.
Sin embargo, mientras algunas empresas han entendido que la formación es un sistema nervioso en movimiento, otras aún la tratan como una casilla para tachar en el reporte anual.
Los que lideran no se limitan a ofrecer cursos: Diseñan entornos de aprendizaje vivos, que evolucionan al ritmo del mercado y del mundo.
I. Carencias que aún frenan la evolución del aprendizaje corporativo:
Aunque se habla de transformación digital, muchas empresas siguen aplicando modelos de formación que caducaron hace décadas.
El problema no es solo de formatos, sino de visión estratégica.
Los datos lo confirman:
- Según LinkedIn Learning Report 2024, el 75% de los empleados en América Latina siente que la formación que recibe no está alineada con los desafíos de su puesto.
- El World Economic Forum 2023 advierte que el 44% de las habilidades necesarias para 2027 serán nuevas o significativamente distintas.
- 1 de cada 5 empresas en la región tiene una estrategia activa de upskilling y reskilling (Deloitte LATAM Pulse 2024).
Los errores son recurrentes:
- Programas genéricos, descontextualizados: diseñados para todos, útiles para pocos.
- Foco en lo técnico, olvido de lo humano: habilidades críticas como liderazgo, pensamiento crítico o inteligencia emocional quedan relegadas.
- Formación como gasto, no como inversión: menos del 10% de las empresas mide impacto más allá de la satisfacción inmediata (BCG Global Learning Report 2024).
- Resistencia cultural: estructuras rígidas que no permiten cuestionar, desaprender ni experimentar.
II. Cómo están innovando los que lideran:
Las empresas que marcan la pauta entienden que el aprendizaje no es un producto que se compra, sino una capacidad que se construye. Su enfoque no es solo tecnológico, es estratégico y cultural.
Estas son las claves que marcan la diferencia:
- Personalización radical: usan datos para entender qué necesita cada persona. IBM, por ejemplo, utiliza IA para diseñar itinerarios de aprendizaje adaptativos, lo que ha permitido aumentar un 42% la finalización de programas (IBM Learning Report 2024).
- Microaprendizaje en contexto: Mercado Libre incorporó microcontenidos integrados en el flujo de trabajo, logrando un 35% de mejora en la aplicación práctica.
- Espacios de aprendizaje colaborativo: en Google, por cada formación técnica, hay sesiones de debate interdisciplinario para fomentar pensamiento lateral.
- Inversión real: empresas como Accenture invierten más de 1.000 millones de dólares anuales en formación, no como gasto, sino como parte del core business.
- Foco en habilidades de impacto: Amazon ha implementado programas específicos en liderazgo inclusivo, gestión en entornos remotos y resiliencia, temas clave en su operación global.
III. Casos que inspiran
En América Latina, también hay ejemplos poderosos:
- Laboratoria: capacitando a más de 3.500 mujeres en habilidades digitales, con un 79% de empleabilidad post-programa.
- Nubank: creó una academia interna de liderazgo que mezcla mentoría, proyectos reales y formación personalizada.
- Globant: lanzó programas de upskilling en tecnologías emergentes, logrando que el 60% de su equipo técnico se certifique anualmente.
- Kunan Impact (Perú): asesora a empresas rurales para integrar la sostenibilidad como eje de formación, vinculando aprendizaje con impacto social.
Lo común entre ellas: la formación no es una respuesta a un problema puntual, es una inversión estructural para crear futuro.
IV. Lo que aporta realmente un proceso formativo bien diseñado:
En tiempos de incertidumbre y disrupción, los procesos formativos no son un “extra”, son la columna vertebral de la capacidad organizacional.
Los datos son contundentes:
- Según McKinsey Global Survey 2024, las empresas que priorizan formación continua tienen un 35% más de resiliencia operativa ante cambios inesperados.
- BCG Learning Impact Study revela que las organizaciones que invierten al menos el 1,5% de su facturación anual en aprendizaje aumentan un 25% su capacidad de innovación en promedio.
- Y el World Economic Forum indica que el 94% de los trabajadores permanecería más tiempo en una empresa que ofrece oportunidades de desarrollo constantes.
¿Qué aporta un proceso formativo bien diseñado?
- Pensamiento crítico para navegar la ambigüedad.
- Capacidad de anticipar cambios y ajustar el rumbo.
- Un lenguaje común que une equipos diversos.
- Herramientas para actuar cuando no hay certezas.
Un buen proceso formativo no es un “curso obligatorio, es un sistema que mantiene a la empresa viva, despierta y capaz de evolucionar.
V. Una visión para el presente y el futuro
El presente exige cambiar el enfoque: dejar de pensar en formación como una actividad puntual y construir culturas de aprendizaje adaptativo.
El futuro será de las organizaciones que:
- No dependan de formatos, sino de sistemas vivos de aprendizaje.
- No enseñen solo habilidades técnicas, sino capacidades humanas y estratégicas.
- No midan la formación por horas de contenido, sino por impacto real en proyectos, decisiones y resultados.
- No teman cuestionar sus propios modelos, sino que formen a su gente para ser pensadores críticos, innovadores y adaptativos.
Porque en el futuro, la pregunta clave no será qué plataforma se usó, cuántos cursos se hicieron, ni qué títulos se acumularon. La pregunta será:
¿Nuestra gente sabe pensar, crear y transformar lo que importa, en el momento en que más se necesita?